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Como ya nos conocéis, habréis visto que somos dos familias que ya hemos ido de fin de semana desde que nuestras hijas han sido bebés. Pero cuidado: ¡No todo vale cuando nos escapamos con nuestros niños!
Hoy hablaré sobre lo que hemos aprendido a fuerza de equivocarnos, qué ha funcionado para nuestras niñas y qué es imprescindible en la maleta.
Mantener las rutinas.
Los bebés y los pequeñitos son seres muy ordenados, cuanto más predecible es el día mejor lo llevan (ellos y nosotros). Pero, claro, cuando salimos es para hacer cosas distintas del día a día de casa ¿verdad?
Es muy importante compaginar las actividades del fin de semana a su rutina de sueño y comidas. ¿Se harán actividades nuevas? Sí. ¿Cuándo? Cuando el bebé esté despierto y sin hambre.
Puede parecer un poco pesado tener que vivir el fin de semana alrededor de su horario pero creo que vale la pena si de esta manera todos disfrutamos del fin de semana y no hay que estar consolando o distrayendo continuamente a la criaturita.
Ser flexibles.
Es la continuación de mantener las rutinas, como el bebé no podrá ser flexible, los adultos tenemos que serlo. Si hay que cenar todos a las ocho de la tarde pues se cena aunque sea sábado y parezca que el fin de semana todo tendría que alargarse más. O si hay que salir a saludar a las gallinas de la casa rural a las siete y media de la mañana porque la emoción puede con las niñas… pues salimos.
Encontrar un buen alojamiento.
Como ya habéis visto, hay una gran selección de casas rurales en Cataluña para pasar el fin de semana en familia. Por supuesto, no sólo en Cataluña si no que toda la geografía está plagada de lugares fantásticos con niños.
Las webs de las casas rural (como EscapadaRural.com) son la fuente de información básica pero no olvidéis preguntar a otras familias con niños de las mismas edades, que el boca a boca siempre ha sido un gran aliado para lo bueno y para lo malo.
Otro «tipo» de alojamiento que nos encanta para viajar en familia: los intercambios de casa. Ambas familias lo practicamos desde hace ya algunos años, y os lo contamos en este viaje a París y a Dinamarca.
Bien cansados a dormir.
Como es de esperar, nadie se querrá ir a dormir cuando se lo están pasando tan bien de fin de semana con los papás. Para la hora de dormir también se puede ser flexible pero… ¿si has dicho que mantengamos rutinas? Atención: la rutina se mantiene (baño-cena-cuento-dormir, por ejemplo) pero la hora de inicio de la rutina puede ser un poco más flexible (no va de media hora).
Con un día de nuevas experiencias la mayoría de bebés y niños pequeños suelen caer bastante rápido, aunque os avisamos: puede que se despierte un poco más de lo habitual por las emociones o porque extrañe su cama… Flexibilidad: si hoy necesita un poco más de bracitos, es normal 😉
Las expectativas: realistas.
No va a ser un fin de semana relajante, de paseos de la mano con tu pareja viendo el atardecer ni sobremesas de conversación calmada. Los hijos no dejan de ser niños; ni en vacaciones ni en las escapadas de fin de semana. 🙂
Las primeras veces mejor aspirar a pocas actividades y más tranquilidad, a medida que crezcan se van ampliando las actividades. Nosotros ahora hemos vuelto un poco atrás con el nacimiento de la pequeña de la casa, en un tiempo volveremos al ritmo.
Cuando nació la mayor leí este cuento de Miriam Tirado sobre las primeas vacaciones que es real como la vida misma, os lo rescato.
Fin de semana compartido.
Es buena opción compartir ese fin de semana con otra pareja amiga con niños. Obviamente, cuando hay cuatro adultos es más fácil dividirse las tareas; así mientras se cocina o se lavan los platos los niños tienen otro adulto disponible para ellos.
¿Por qué otra pareja CON niños? Porque los ritmos con niños y sin niños son completamente distintos. Las siete y media puede ser la hora de salir a pasear cuando no tienes niños pero ya es la hora de ir a preparar la cena cuando vas con pequeños 🙂
Imprescindibles en la maleta. Qué llevar.
- Chupete, muñequito, dudú… lo que tu pequeño utilice para dormir no puede quedarse en casa. Te veo volviendo a mitad de camino en busca del osito de peluche 😉
- Escucha-bebés. Como no sabemos exactamente cómo será el alojamiento, nosotros siempre nos lo llevamos para poder dejarlas descansar en la habitación mientras terminamos el día en el comedor o en la terracita.
- Comida habitual de casa. Si hay cocina os aconsejamos que algunas comidas las hagáis en la casa/apartamento y que, además, sean comidas que suelen triunfar. El fin de semana rural no es el momento de comer justo ese plato que no gusta, déjalo para cenar el lunes.
- Muuuuuucha ropa extra. ¿Que os parece exagerado el tamaño de la maleta para solo dos días? ¡Perfecto, lleváis suficiente ropa! 🙂 Es maravilloso que los niños exploren el jardín, vayan en bicicleta, jueguen con barro, busquen renacuajos, se suban a un árbol… Pero no es limpio.
- Importante: zapatos extra. Los charcos y los riachuelos son lo más.
- Algún juguete o cuento propio. Ya sabéis que nos gustan los alojamientos con juguetes pero nosotros siempre llevamos ese cuento que tanto gusta o el cuaderno de pintar de princesas… Algo que pueda gustarles ver en un momento de caos. ¡También útil para el viaje!
- Linterna para la noche. Tanto si dormís en la misma habitación como en habitaciones separadas es probable que necesitéis un poco de luz en mitad de la noche, una linterna es cómodo cuando hay más de un niño porque puedes atender a uno sin despertar al otro.
- Botiquín con apiretal, termómetro, dalsy, aceite, cremas… Todo lo que podáis necesitar para los niños por si se encuentran mal en un momento determinado (siempre podréis volver a casa si se ponen enfermo).
Hasta aquí todo lo que nosotros hemos ido aprendiendo y aplicando sobre la marcha. ¿Alguien ha aprendido algún truco más?