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Bueno pues aquí estoy, embarazada de 35 semanas, encaminada a un nuevo bebé. Un niño esta vez; un niño que no sabemos cómo será ni si dormirá bien o si disfrutará comiendo. Una nueva aventura en la que nos metemos «a lo loco», con otra hija de 2 años recién cumplidos.
Los próximos meses van a ser entretenidos. No tengo expectativas (tampoco las tenía con la niña), pero ahora sé lo que significan las letras P-O-S-P-A-R-T-O todas juntas.
Quizás me siento más preparada o menos perdida, aunque sé que el destino siempre tiene alguna sorpresa en la manga. No sé como será cuidar el segundo bebé, si haremos algo distinto, si habremos aprendido algo estos dos años que podamos aplicar de nuevo o si nuestros apuntes no nos van a servir de nada y tendremos que repetir curso…
De momento, puedo hablaros del embarazo. Ambos han sido (o está siendo) muy buenos. Nada de náuseas ni vómitos ni mareos. No me puedo quejar 🙂 Pero sí que ha habido algo muy distinto al primer embarazo: un bebé que ya correteaba por ahí y que ha marcado el ritmo de mi vida diaria y con ello, el cansancio y la falta de tiempo.
Estas son las diferencias entre el primer y el segundo embarazo, según lo he vivido yo.
Más cansada
¿Cómo te encuentras? Bien pero cansada. Ha sido una conversación repetida a lo largo de los meses de embarazo. A partir del tercer trimestre, todavía más. De hecho, ahora ya ni siquiera me lo preguntan; lo afirman directamente «se te ve cansada». Las ojeras han aparecido en este segundo embarazo y como no hay tiempo ni para maquillarse, ya forman parte de mí.
La barriga duele más
Subir escaleras, coger a la niña en brazos, volver a subir las escaleras porque tienes que ir a por ropa extra para ella, poner lavadoras y secadoras cada día, agacharme a recoger algo que se le ha caído… Esto en el primer embarazo no pasaba o era menso frecuente. Ni siquiera cogía pesos o bolsas del supermercado. Me sentaba y me dejaba cuidar.
Con este segundo embarazo, he seguido con mi vida normal de «mamá de otro bebé», sin apenas ser consciente de que mi barriga iba creciendo… Por eso, han sido MUCHOS los días que al final del día me dolía toda la barriga —llegando incluso a preocuparme si el bebé estaba bien. Un aviso del cuerpo para decirme «oye, frena, que llevas a otro bebé dentro y ya pesa 2,5kg».
La falta de tiempo
El cansancio es consecuencia del primer problema del segundo embarazo: la falta de tiempo.
Con el primer embarazo tenía tiempo para descansar, para tumbarme en el sofá, para dormir noches enteras cada día (sin pensar que algún día esto podría truncarse) e incluso tenía tiempo para socializarme.
Ahora, mi tiempo se divide entre trabajar (por suerte: en casa y a media jornada) y cuidar de mi primer bebé de dos años: vestirla, cambiarle el pañal, jugar con ella, llevarla e ir a buscarla a la escuela infantil, cocinar (no sirve lo de «hoy, fruta y un yogur para cenar») y en definitiva ESTAR* con ella (*estar en sus múltiples formas: tirada por el suelo, sentada en el césped, de rodillas, de cuclillas, de pie con ella en brazos…). Descanso cuando me tumbo en la cama, a las 21:30h, para leer los cuentos de antes de ir a dormir. Y sí, muchas veces, me quedó ahí mismo dormida, poco después que ella.
La barriga sale antes
Recuerdo hacerme fotos a los 4-5 meses, apretando la camiseta para que se viera (o se intuyera) que había un poquito de barriga asomando… En este segundo embarazo no hizo falta. A los 4-5 meses ya se me veía bastante bien que estaba embarazada. La barriga sale antes, el cuerpo se acuerda de lo que fue y los músculos están dados.
Ahora con 35 semanas tengo la sensación también de tener un barrigón como si estuviera de 40s, parece que esto vaya a explotar.
Calendario por semanas
Si estás embarazada del primero, cuentas las semanas, los días y lo que haga falta. Estando del segundo, más de tres y cuatro veces tuve que ir a una de esas «calculadoras del embarazo» online para saber de cuando estaba. Sabía que eran 3 o 4 o 5 meses pero no exactamente las semanas – cosa impensable en el primero, verdad?
Menos kilos
En mi caso, el segundo embarazo ha supuesto engordarme muchos menos kilos que el primero. No he cambiado mi dieta, ni he dejado de comer algo específico e incluso he estado embarazada más o menos durante la misma época del año. Esta vez he hecho menos ejercicio, aunque con la niña ya me muevo mucho… Supongo que todo lo anterior ayuda: menos tiempo para aburrirme y picotear, menos tiempo para sentarme en el sofá y más horas moviéndome con la niña. Digo yo que la «ansiedad» del primer embarazo también deben de influir…
Ni pilates ni aquagym
Si no hay tiempo para tumbarme en el sofá, menos lo hay para ir a clases pre-parto o hacer ejercicio. En el primer embarazo fui a pilates, a aquagym y a clases pre-parto. Esta vez, raro es el día que me acuerdo de hacer los kegels. ¿Culpa mía por no hacer espacio en la agenda? Quizás sí. Aunque tampoco me ha apetecido.
Yo antes dormía
Recuerdo pasarme el primer embarazo durmiendo. Dormía a todas horas por necesidad o por aburrimiento. Dormía siestas de 2 horas y luego por la noche seguía durmiendo. (y todo lo que dormí dejé de dormirlo durante los 12 meses siguientes 😉 )
En este segundo embarazo, duermo solo de noche y ni siquiera duermo seguido. Me despierto (y me levanto) 2 o 3 veces cada noche, no por culpa del pipí sino porque la niña se despierta (aunque ya que estoy despierta aprovecho la jugada para pasar por el baño).
¿Fotos? Pocas
El primer embarazo fue la ilusión de saber que estaba embarazada y que no sabía cómo sería el proceso; fue la ilusión de ver crecer mi barriga y de querer sacar fotos semana a semana, para recordarlo. Hicimos incluso un álbum del embarazo (de Mr Wonderful) que nos regaló mi cuñada y hermano con mucho amor 🙂
Ahora ni álbum de embarazo, ni fotos del proceso.Y en esto debo reconocer que hasta me da un poco de vergüenza, pero si analizamos la funcionalidad del álbum es más para mí que para el bebé, ¿no créeis?
Ha sido ya solo en el tercer trimestre, con el barrigón grande, que hemos empezado a hacer alguna foto para «recordar» y, sobre todo, para enseñárselas al pequeño cuando sea mayor — por cierto, tener las fotos de mi anterior barriga ha ido MUY bien para explicarle a mi hija lo que estaba ocurriendo y para que entendiera que hay otro bebé en camino. (Aquí otros recursos en forma de Libros para preparar la llegada del hermanito)
Lecturas tampoco
¿Si no hay tiempo ni para descansar, cómo lo va a haber para leer libros de maternidad y crianza? Con el primer embarazo, recuerdo esas noches leyendo los dos el libro de «Qué esperar cuando se está esperando» e ir descubriendo semana a semana lo que ocurría en mi barriga. Tenemos el temario bastante fresco así que no ha hecho falta repasar, pero tampoco ha habido tiempo para leer nuevos manuales. Quizás en el posparto tendremos que recuperar alguno…
¿Y la pequeña se entera del nuevo bebé?
Vale, no todo es peor ni más negativo. En realidad este embarazo está siendo HIPER DULCE gracias precisamente a vivirlo junto a nuestra hija. Papá y Mamá ya sabemos qué ocurre, ya lo hemos vivido, y nada es TAN emocionante como en el primer embarazo. Pero…. para la pequeña sí lo es. Su emoción al escuchar los latidos del corazón (cuando me ha acompañado a las visitas con la comadrona), su interés por ver cada día que el bebé sigue «ahí dentro», su gracia explicando que su hermano está dentro de mamá y un día saldrá, sus ganas de compartir comida y juguetes con él… Todo esto vale por mil 🙂
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