Hoy toca auto-evaluación. Ponemos nuestro papel de padres primerizos a examen y echamos la vista atrás para darnos cuenta de que hemos cometido algunos errores. Seguro que hay más, pero digamos que SOLO somos conscientes de éstos… Quizás en unos años tenga que actualizar este texto y añadir varios errores más…
Si dicen que de los errores se aprende, mejor compartirlos en público para que futuros papás y mamás podáis intentar evitarlos. Tomad nota. Tras cada error, anoto mi humilde consejo, basado en nuestra experiencia. Allá vosotros si me hacéis caso o no 😉 Como veréis precisamente uno de los consejos que se entreleen es que no hagáis caso de la gente y hagáis lo que más os inspire confianza.
Leer los libros de crianza tarde
Hemos leído muchos libros de crianza. Pero muchos los hemos leído tarde. Supongo que seguimos el proceso de «tengo un problema, busco la solución para remediarlo». No es incorrecto pero hubiera sido mejor seguir el dicho «mejor prevenir que curar» y leer para aprender y estar preparado.
Nos pasó sobre todo con el dormir. Tenemos una niña que desde que nació le ha costado mucho dormir seguido. Siempre se ha despertado mucho por la noche (estamos hablando de despertares cada 1,5h o 2h) y sigue despertándose todavía algunas veces cada noche. Ahora nos preocupa cero porque sabemos que el sueño infantil es un proceso evolutivo y que cuando esté lista aprenderá a dormir «bien». Pero en su día nos preocupó (y alteró) muchísimo.
Guiados por los consejos de otra gente (y este es otro error común que solemos hacer los padres primerizos), probamos varias cosas; todas sin éxito. Por suerte, uno de estos consejos fue acertado: «leeros el libro de Dormir Sin Lágrimas de Rosa Jové«. Y luego seguimos pasando noches sin dormir bien pero al menos nuestro estrés desapareció.
Aprendimos de nuestro propio error y nos pusimos como locos a leer más libros. Leímos el de «Mi Niño No Me Come» justo a tiempo, para saber que los niños pueden dejar de comer a los 12 meses y que no pasa nada, no hay que apretarles ni obligarles.
Consejo: Si tienes interés, lee los libros tan pronto como puedas. Idealmente, durante el embarazo, y sobre todo en temas acerca de lactancia materna, BLW, dormir… Aquí van nuestros libros de crianza recomendados y que más nos han servido.
Querer seguir las normas aceptadas por la opinión pública
El segundo error se deriva del primero. Al no saber qué hacer con nuestra hija-que-no-dormía-bien, y al ser padres primerizos e inseguros, nos dejamos llevar por la corriente de la opinión pública. ¿Y qué dice la opinión pública? Pues nos dijeron cosas como que los niños tienen que salir de la habitación de los padres antes de los 8 meses porque sino ya no se van, que los niños tienen que dormir en su cuna, que no los cojas en brazos que se malacostumbran, que si llora en el cochecito tiene que acostumbrarse… y otras muchas cosas que, a nosotros, nos rompían el corazón.
Un ejemplo siguiendo el tema del dormir… A los cinco meses aprox, decidimos hacerle caso a la opinión pública y sacar a nuestra hija de la habitación. Esas noches las recuerdo nefastas: medio zombie, yendo cada dos por tres a la otra habitación y dando el pecho quedándome dormida en una silla muy poco cómoda.
El experimento no duró mucho. A nosotros esto no nos funcionó. A las pocas noches, me di cuenta de que yo la echaba de menos y ella a nosotros también. La volvimos a «dejar entrar a nuestra habitación» y le dejamos que nos dijera cómo quería dormir.
Desde entonces ha ido cambiando y evolucionando: algunas épocas ha querido dormir en una cuna junto a nuestra cama, otras épocas ha querido dormir en la cama con nosotros y ahora mismo nos ha querido demostrar que ya es «mayor» durmiendo en otra habitación (otra distinta) en una cama individual de «niña mayor». Algunas noches las duerme del tirón, otras se despierta una, dos o tres veces (por los dientes, algún virus, el frío/calor, la sed o simplemente las ganas de estar con mamá y papá…).
Y con esto no digo que todo el mundo tenga que hacer colecho, ni mucho menos. Que cada uno haga lo que más le convenga, pero sobre todo que cada uno se sienta libre de HACER lo que quiera/sienta.
Consejo: cada niño es único y evoluciona a su ritmo. No hay nadie mejor que tú para saber cuando está preparado para cambiar, para mejorar y para dar el salto. Sea en el dormir, en el comer o en lo que sea.
No poner la decoración a su altura
A pesar de que lo vimos en casa de Eli, no se nos gravó la idea a la cabeza y cometimos el error en nuestra casa: nos ilusionamos decorando paredes «a nivel adulto»: es decir, colgamos cosas a 1,50m del suelo. ¿Qué ocurrió? Que nuestra hija no lo veía, a menos que estuviera en nuestros brazos; que no interactuaba con los dibujos; ¡y los habíamos puesto para ella!
Le hemos puesto remedio recientemente. Con el traspaso a otra habitación, invitamos a nuestra hija a decorar la nueva habitación a su aire, con nosotros. Así pues, descolgamos todos los animalillos y los pegamos en las nuevas paredes, esta vez a 50 cm del suelo, o a un nivel al que ella puede llegar.
¿Qué ocurre ahora? Que ella los ve cada día, los toca, los despega (sí, hay que aceptarlo…), los vuelve a pegar (a veces del revés), los llama por su nombre y está contentísima con su nueva decoración.
Consejo: Aunque no quede igual de bonito a la vista de los adultos, decorad las paredes a la estatura del niño. Al fin y al cabo, ponéis la decoración para él/ella, ¿no?
No haber pedido la reducción de jornada antes
Que no os dé miedo a priorizar familia ante trabajo. Una compañera de trabajo (mamá de dos niñas adolescentes), cuando supo que estaba embarazada, me dijo: «cuida tu vida personal por encima de tu trabajo. Aunque lo pasemos genial trabajando, a veces el trabajo invade nuestra vidas. A mí me pasó y limité drásticamente las horas que pasaba con los míos. Por suerte, ya son mayores. Pero como tú tienes una familia por delante, por construir, toma nota de mi error y no pospongas el tiempo con tu familia para más adelante. Ahora familia, luego trabajo. En esta vida hay tiempo para todo.»
Fue un consejo genial que seguí al pie de la letra y por eso, después de la baja maternal, reduje mis horas de trabajo de 40h/semana a 20h/semana.
El papá se ha sumado recientemente a la reducción de jornada por paternidad. Ahora trabaja 35h a la semana y termina su jornada laboral a las 16h. Eso nos da toda la tarde para estar con nuestra hija, jugar con ella, salir a pasear y, en definitiva, verla crecer. Y está tan contento con el cambio que se arrepiente de no haber aplicado la reducción antes.
Consejo: El mismo que me dieron a mí: no os dé miedo priorizar a la familia. El trabajo estará ahí, siempre hay algo que podrás hacer para este mundo. El tiempo se va rápido.
No haberla tenido antes
Al preguntarle a papá qué otro error podríamos incluir en esta lista, me contestó: «¿El mayor error? No haberla tenido antes» 🙂 Creo que esa frase describe por si sola la felicidad que nos aporta y lo bien que nos lo pasamos, a pesar de las noches sin dormir, de los mil días que hace que no vamos al cine y de todos los cambios que ha experimentado nuestra vida en familia.
Consejo: Si te lo estás dudando, lánzate 🙂 Los niños te cambian la vida y te hacen mejor persona.
Todas las fotos son mías, excepto de Modes Rodríguez (portada),
Seth Werkheiser (ordendor) y chris (decoración).
¡Gracias por compartirlas!
Me ha encantado! <3
Gracias Mire!